MADRID,
Akash Bashir era un joven católico pakistaní, guardia de seguridad voluntario que vigilaba la iglesia de San Juan en Youhanabad, en el estado de Lahore en Pakistán. Murió al impedir que un terrorista suicida detonara el chaleco bomba que portaba, dentro de la iglesia el pasado 15 de marzo de 2015.
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"Moriré, pero no vas a entrar en la iglesia", dijo el joven salesiano antes de que el chaleco bomba del terrorista explotara.
Según cuenta el padre del joven Akash, su hijo "conocía el sacrificio que estaba haciendo. Él dio su vida para salvar a cientos –incluso miles– de personas que estaban en la misa aquella mañana".
En el testimonio recogido por Ayuda a la Iglesia Necesitada, el padre de Akash explica que "lo más importante es que nuestra fe nos es dada por Jesús", "somos elegidos por Dios y Dios ha aceptado el sacrificio de nuestro hijo Akash".
El padre del joven mártir precisa: "algunos me preguntaron: ¿has perdonado a los que mataron a tu hijo? Y les digo: nuestro Papa Francisco nos llamó a vivir un año de misericordia. Por esto y por amor a Jesús, hemos perdonado a todos los que nos persiguen y están en contra de nosotros. Para que ellos encuentren el camino recto de Dios".