En esto, refirieron la nota a pie de página número 329 de Amoris laetitia, que aplica las palabras de la constitución pastoral del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo moderno, Gaudium et spes, según la cual "donde la intimidad de la vida matrimonial se rompe, su fidelidad puede a veces ser puesta en peligro y su calidad de fecundidad arruinada" – en estos contexto, hablando de las parejas casadas– a "los divorciados que han entrado en una nueva unión."
Los obispos de Malta escribieron: "Si, como resultado del proceso de discernimiento, emprendido con 'humildad, discreción y amor por la Iglesia y su enseñanza, en una búsqueda sincera de la voluntad de Dios y un deseo de dar una respuesta más perfecta a ella', una persona separada o divorciada que vive en una nueva relación, con una conciencia informada e iluminada, puede reconocer y creer que él o ella están en paz con Dios, él o ella no puede ser excluido de participar en los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía".
Tampoco deberían ser excluidas estas parejas para ser padrinos, dijeron. Sin embargo, si por otro lado alguien "hace alarde de un pecado objetivo" como si fuera el ideal cristiano o trata de imponer algo contrario a la enseñanza de la Iglesia, "él o ella no puede en modo alguno presumir de enseñar o predicar a los demás".
Los obispos concluyeron sus directrices subrayando que "para evitar cualquier escándalo o confusión entre los fieles, debemos hacer todo lo posible para informarnos a nosotros mismos y a nuestras comunidades estudiando y promoviendo las enseñanzas de Amoris Laetitia. Esta enseñanza nos exige una 'conversión pastoral'. Junto con el Papa, entendemos a quienes preferirían una 'pastoral más rigurosa', pero junto con él creemos que 'Jesús quiere una Iglesia atenta a la bondad que el Espíritu Santo siembra en medio de la debilidad humana, una Madre que, mientras claramente expresa su enseñanza objetiva, 'siempre hace lo bueno que puede, incluso si en el proceso, sus zapatos se ensucian con el barro de la calle".
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Los obispos malteses emitieron sus directrices días después que el Cardenal Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dijo en una entrevista con una televisora italiana que mientras el capítulo 8 del documento ha recibido fuertes críticas, Amoris laetitia es "muy clara" en su doctrina.
Él retó a los cuatro cardenales que recientemente publicaron una carta enviada al Papa Francisco pidiendo que "resuelva las incertidumbres y traiga claridad" a la exhortación, particularmente el capítulo 8. El Cardenal Müller dijo que hacer público la discusión "daña a la Iglesia".
El Cardenal Müller ha mantenido consistentemente que la exhortación apostólica del Papa sobre el amor en la familia no ha cambiado la disciplina de la Iglesia sobre la admisión de los divorciados vueltos a casar en la comunión y que debe ser leída en continuidad con el magisterio precedente.
En su discurso del 4 de mayo, se opuso a los argumentos de que Amoris laetitia eliminó la disciplina de la Iglesia sobre el matrimonio y permitió en algunos casos a los divorciados vueltos a casar a recibir la Eucaristía "sin necesidad de cambiar su forma de vida". El Purpurado declaró: "Esta es un asunto de una enseñanza magisterial consolidada, sostenida por las Escrituras y fundada en una razón doctrinal".
Si la exhortación del Papa Francisco "hubiera querido eliminar una disciplina tan profundamente arraigada y significativa, lo habría dicho claramente y presentado razones de apoyo", dijo el Cardenal Müller durante su discurso en un seminario español.
La dubia y la respuesta del Cardenal Müller -y ahora las normas emitidas por el Arzobispo Scicluna y por el Obispo Grech- demuestran la variada recepción e interpretación de la exhortación apostólica dentro de la Iglesia.