LIMA,
En la Prelatura de Juli -un pequeño pueblo en Puno (Perú) ubicado a cerca de 4 mil metros sobre el nivel del mar- el 29 de diciembre fue un día de fiesta porque fueron ordenados seis nuevos sacerdotes como parte del "nuevo florecimiento de vocaciones"; "un milagro" que se viene suscitando allí desde hace diez años.
Uno de los gestos más curiosos de esta ordenación ocurrió cuando los candidatos se postraron -como un signo de entrega total a Dios- y los fieles les arrojaron pétalos de rosas hasta cubrirlos.
El P. Javier Quispe Condori, secretario ejecutivo de Cáritas Juli, explicó a ACI Prensa que esta es una tradición cultural aymara -uno de los grupos indígenas que vive en Puno- reservada para las fiestas, las ocasiones importantes y cuando el pueblo recibe la visita de alguien importante para ellos.
En el caso de esta ordenación los pétalos de rosa "representan la juventud y la vitalidad de la Iglesia en esos nuevos ordenandos".
Aclaró que la fiesta se debe a que "este fue un momento histórico porque nunca hemos tenido una ordenación de seis sacerdotes. En las anteriores que hemos tenido habían cuatro, tres o un candidato".
El P. Javier indicó que estos nuevos sacerdotes pertenecen al "florecimiento de vocaciones" que se viene suscitando en la Prelatura de Juli desde hace 10 años cuando asumió Mons. José María Ortega Trinidad, quien encontró sólo cinco sacerdotes para trabajar.