VATICANO,
Desde la renuncia de Benedicto XVI y la elección del Papa Francisco como nuevo Pontífice, la Iglesia Católica se encuentra ante una situación inédita: la presencia de dos Papas, uno Emérito y otro en el ejercicio de sus funciones pontificias.
Esta peculiar situación, lejos de resultar incómoda o conflictiva, se vive con absoluta naturalidad por parte de los fieles, y supone una gran riqueza para la vida de la Iglesia.
El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Ludwig Müller, reflexiona sobre el Papado a partir de esta realidad en su libro "Benedicto y Francisco. Sucesores de Pedro al servicio de la Iglesia", publicado por la Editorial Ares. En este libro se ilustra, mediante cuatro ensayos, el Magisterios de dos Pontífices a partir de un punto común: la Cristología.
En ese sentido, la autoridad vaticana recordó que "el fundamento del primado de la Iglesia romana, cuyo líder es el Papa como sucesor de San Pedro, es la confesión de que Jesucristo es el Hijo de Dios".
"Cuando Jesús –declaró a ACI Prensa– entrega el primado a Simón, Pedro ha dicho: 'Tú eres el Hijo del Dios viviente'. Y la respuesta de Jesús fue la entrega de las llaves del reino de los cielos. Y esto es también el centro de la Iglesia, la divinidad de Jesucristo, la verdadera encarnación, la existencia de Jesús que une la naturaleza divina y la naturaleza humana: por ello es el único y universal Salvador del mundo".
En ese sentido, afirmó, "la Iglesia con Pedro, que es el permanente fundamento de la unidad, tiene la misión de predicar la salvación en Jesucristo. Todos los Papas (como Benedicto y Francisco) están por tanto unidos en esta confesión fundamental de la fe en Jesucristo".