14 de diciembre de 2024 Donar
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Ingeniero argentino que custodió la Eucaristía en tiempos de guerra avanza a la santidad

Venerable Isidoro Zorzano. Foto: Flickr Opus Dei

El Papa Francisco aprobó este jueves 21 de diciembre el decreto de virtudes heroicas de Isidoro Zorzano, ingeniero industrial argentino y miembro numerario del Opus Dei, por lo que ahora es considerado venerable.

Con la aprobación de sus virtudes heroicas, ahora lo que sigue es esperar a que se obre un milagro por su intercesión para proceder con su beatificación,

El proceso de canonización de Isidoro Zorzano comenzó en Madrid entre 1948 y 1961. Entre los testigos que declararon la fama de santidad de Isidoro Zorzano se encontraba el mismo San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei.

La aprobación de las virtudes heroicas es un largo proceso en el que se reconoce que el siervo de Dios vivió en grado heroico la fe, la esperanza y la caridad, virtudes teologales en el catolicismo.

Mons. Fernando Ocáriz, vicario auxiliar y general del Opus Dei mientras se elige a un nuevo sucesor de Mons. Javier Echevarría que falleció recientemente, ha declarado tras conocer la noticia que "es un momento de especial alegría y agradecimiento al Papa Francisco que llega justamente mientras en la Prelatura del Opus Dei tenemos un sentimiento de pena por la pérdida de nuestro queridísimo Prelado"..

"Unido a todos los fieles y amigos de la prelatura, y a los muchos devotos de Isidoro, pido al Señor que su ejemplo nos sirva para crecer en estos aspectos tan importantes en la vida de un cristiano y para ser buenos hijos de la Iglesia", declaró también Mons. Ocáriz a través de la Oficina de Información del Opus Dei.

Según el postulador de la causa de canonización, Mons. José Luis Gutiérrez, la fama de santidad de Isidoro está muy difundida, ya que según precisa, le han llegado más de 5.000 favores atribuidos a su intercesión.

Breve biografía

Isidoro Zorzano nació en Buenos Aires el 13 de septiembre de 1902, a los tres años se trasladó a Logroño (España). Durante su adolescencia conoció a Josemaría Escrivá en el instituto, quien también vivía en Logroño con su familia.

En 1927 terminó sus estudios de Ingeniería Industrial y trabajó en un astillero de Cádiz y posteriormente en otros proyectos en Málaga (España). Fue entonces cuando comenzó a sentir una profunda inquietud espiritual.

En 1930 volvió a coincidir con Josemaría Escrivá, quien era sacerdote desde hacía cinco años, le explicó el mensaje del Opus Dei e Isidoro decidió entrar a formar parte de la institución.

Durante la Guerra Civil española asistió a muchas personas, proporcionándoles provisiones, alimentos y ayuda espiritual. Contribuyó a mantener unidos con San Josemaría y entre sí a los miembros del Opus Dei.

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Puso de manifiesto su amor a la Eucaristía: a pesar de las restricciones, proporcionaba a San Josemaría y a otros sacerdotes el pan y el vino para que pudieran celebrar la Misa en la clandestinidad, guardaba las sagradas formas para que comulgaran los refugiados y facilitaba a los conocidos la asistencia a la celebración eucarística.

Para ayudar a todas esas personas, se amparaba en su condición de extranjero, precariamente documentada con su partida de nacimiento en Buenos Aires, pese al peligro que eso suponía porque podía ser arrestado y ejecutado en cualquier momento. Terminada la guerra, Isidoro trabajó en la Compañía Nacional de Ferrocarriles del Oeste.

Además, San Josemaría lo nombró administrador de las obras de apostolado del Opus Dei. Desempeñó ese encargo con disponibilidad, humildad y sin perder la paz ante las dificultades económicas.

Isidoro meditaba detenidamente la vida de Cristo, acudía a la santísima Virgen con afecto filial, manifestaba su amor a Dios en el servicio a los demás y en el cuidado de las cosas pequeñas.

Le diagnosticaron una linfogranulomatosis maligna. Sobrellevó la dolorosa enfermedad con fortaleza y abandono en la voluntad de Dios. Falleció con fama de santidad el 15 de julio de 1943, a la edad de 40 años y fue enterrado en el cementerio de La Almudena.

En 2009 sus restos fueron trasladados a la parroquia de San Alberto Magno de Madrid, donde reposan actualmente.

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