VATICANO,
El Papa Francisco precisó esta mañana que la reforma que está realizando en el Vaticano no tiene una finalidad estética y no puede entenderse como "una especie de lifting" o de cirugía plástica para quitar las arrugas de la Curia.
En su saludo por Navidad a los miembros de la Curia Romana, el Papa resaltó "aquí con fuerza que la reforma no es un fin en sí misma, sino que es un proceso de crecimiento y sobre todo de conversión".
"La reforma no tiene una finalidad estética, como si se quisiera hacer que la Curia fuera más bonita; ni puede entenderse como una especie de lifting, de maquillaje o un cosmético para embellecer el viejo cuerpo de la Curia, y ni siquiera como una operación de cirugía plástica para quitarle las arrugas".
"Queridos hermanos –continuó– no son las arrugas lo que hay que temer en la Iglesia, sino las manchas".
El Papa Francisco explicó que en la reforma ha tenido en cuenta la dinámica de los ejercicios espirituales en el método ignaciano y resaltó que "en la Curia el significado de la re-forma puede ser doble: en primer lugar hacerla con-forme 'a la Buena Nueva que debe ser proclamada a todos con valor y alegría, especialmente a los pobres, a los últimos y a los descartados'; con-forme a los signos de nuestro tiempo y de todo lo bueno que el hombre ha logrado, para responder mejor a las necesidades de los hombres y mujeres que están llamados a servir".
Al mismo tiempo, continuó, "se trata de que la Curia sea más con-forme con su fin, que es el de colaborar con el ministerio específico del Sucesor de Pedro", es decir, "apoyar al Romano Pontífice en el ejercicio de su potestad única, ordinaria, plena, suprema, inmediata y universal".