Cada 23 de diciembre celebramos a San Juan Cancio, célebre sacerdote y teólogo del siglo XV, considerado patrono de Polonia -su país natal- y de Lituania. Llevó una vida ejemplar, destacándose por su sencillez, generosidad, su buen sentido del humor, y por llevar una vida austera.
Jan Kanty -por su nombre de pila- nació el 23 de junio de 1397, en el pueblo de Kety, Reino de Polonia. Estudió en la Universidad de Cracovia, donde se doctoró en teología. Fue ordenado sacerdote muy joven y luego nombrado profesor de Sagrada Escritura en su casa de estudios.
Enemigo de la maledicencia, amigo del perdón
Cancio fue un eximio predicador. Cuando hablaba sobre el pecado, las lágrimas solían caer por sus mejillas al recordar la ingratitud humana frente a Dios, que siempre nos perdona. Muchos, al verlo llorar por tan infame causa, quedaron conmovidos y rectificaron sus vidas.
A sus alumnos les daba siempre este consejo: "Cuídense de ofender, que después es difícil hacer olvidar la ofensa. Eviten murmurar, porque después resulta muy difícil devolver la fama que se ha quitado".