ROMA,
La realidad en Alepo (Siria) está marcada por los bombardeos que destruyen, acaban con muchas vidas y obligan finalmente a que la gente deje sus hogares. Sin embargo, eso no impedirá que los cristianos celebren en unos días más la Navidad.
Un sacerdote salesiano originario de Alepo, el P. Pier Jabloyan, explicó a ACI Prensa cómo la gente vive cada día como si fuera el último y sobre el significado de la celebración de la Navidad en una ciudad donde nadie sabe si amanecerá vivo al día siguiente.
"Lo que está sucediendo en la ciudad es un sufrimiento general por la falta de todas las cosas esenciales del hombre como el agua, la electricidad, la gasolina, una vida normal. La gente puede soportar la falta de esas cosas pero lo que no puede soportar es la falta de seguridad. Con esto quiero decir que cada día en todas partes de la ciudad cae continuamente una lluvia de bombas y misiles", expresó el P. Jabloyan.
Junto con los otros misioneros salesianos que decidieron quedarse en Alepo, el P. Jabloyan continúa realizando su labor pastoral en un oratorio en el que atienden pastoralmente a 750 niños, los ayudan con su educación y con quienes busca "hacer las cosas normales en un tiempo que no es normal y generar un ambiente pacífico".
"Mientras las bombas caen en el oratorio viven momentos de paz, momentos de catecismo, conocen al Señor Jesús que es el único que es nuestro salvador. Esta es la misión de los salesianos con la gente de Alepo. Somos tantos los religiosos que decidimos quedarnos como los franciscanos, jesuitas, las misioneras de la caridad y tantas congregaciones que están empeñadas en socorrer al máximo posible de gente que sin ayuda no pueden vivir".
En medio de esta dramática situación, para el P. Jabloyan celebrar la Navidad es una cosa "especial y bellísima".