PREGUNTA - A nosotros nos parece que usted está indicando el Vaticano II en los tiempos de hoy. Nos va indicando caminos de renovación en la Iglesia. La Iglesia sinodal… En el sínodo explicó su visión la Iglesia del futuro. ¿Podría explicarlo para nuestros lectores?
PAPA - La "Iglesia sinodal". Tomo esta palabra. La Iglesia nace de las comunidades, nace de la base, de la comunidad, nace del bautismo, y se organiza en torno a un obispo que la convoca, le da fuerza. El obispo que es sucesor de los apóstoles. Esta es la Iglesia. Pero en todo el mundo hay muchos obispos, muchas iglesias organizadas, y está Pedro.
Entonces, o hay una Iglesia piramidal, donde lo que dice Pedro se hace, o hay una Iglesia sinodal, donde Pedro es Pedro, pero acompaña a la Iglesia y la hace crecer, la escucha; más aún, él aprende de eso, y va como armonizando, discerniendo lo que viene de las iglesias, y lo devuelve. La esperiencia más rica de esto fueron los dos últimos sínodos. Ahí se escuchó a todos los obispos del mundo, con la preparación; a todas las iglesias del mundo: las diócesis, trabajaron. Todo ese material vino.
Después volvió. Y volvió una segunda vez al segundo sínodo para completar esto. De ahí salió Amoris Laetitia. Es curioso la riqueza de la diferencia de matices. Es propio de la iglesia. Es unidad en la diferencia. Eso es sinodalidad. No bajar de arriba a abajo, sino escuchar a la iglesias, armonizarlas, discernir. Entonces, hay una exhortación postsinodal, que es Amoris Laetitia, que es el resultado de dos sínodos, donde trabajó toda la Iglesia, y que el Papa hizo suya. Lo expresa de una manera armónica.
Es curioso: todo lo que está ahí [en Amoris Laetitia] en el sínodo fue aprobado por más de dos tercios de los padres. Lo cual es una garantía. Una iglesia sinodal significa que se da este movimiento de arriba a abajo, de arriba a abajo. En las diócesis lo mismo. Pero hay una fórmula latina que dice que las iglesias siempre están cum Petro e sub Petro (con Pedro y bajo Pedro).
Pedro es el garante de la unidad de la Iglesia, el garante. Así que… ese es el sentido. Y hay que progresar en la sinodalidad. Que es una de las cosas que los ortodoxos han conservado. Y las iglesias católicas orientales también. Es una riqueza de ellos. Yo lo reconozco en la encíclica.
PREGUNTA - A mí me parecía que el pasaje que ha hecho el sínodo segundo del método de "ver, juzgar y actuar" hacia "escuchar, comprender y acompañar". Es muy distinto. Son las cosas que yo digo a la gente constantemente. El pasaje que da el sínodo es de "ver, juzgar y actuar", hacia escuchar la realidad de la gente, comprenderla bien y después acompañar a la gente en su camino.
PAPA - Porque cada uno dijo lo que pensaba, sin miedo a sentirse juzgado. Y todos estaban en actitud de escuchar, sin condenar. Después se discutía como hermanos en los grupos. Pero una cosa es como hermanos y otra es condenar a priori. Una libertad de expresión hubo ahí muy grande. Y eso es lindo.
PREGUNTA - En Cracovia usted ofreció a los jóvenes impulsos preciosos. ¿Cuál sería un mensaje particular para los jóvenes de nuestro país?
PAPA - Que no tengan miedo, que no tengan vergüenza de la fe, que no tengan vergüenza de buscar caminos nuevos. Hay jóvenes que no son creyentes: no te preocupes, buscá el sentido a la vida. A un joven yo le daría dos consejos: "buscar horizontes" y "no te jubiles a los 20 años". Es muy triste ver un joven jubilado a los 20-25 años. Buscá horizontes, seguí adelante y seguí trabajando en esta tarea humana.
PREGUNTA - Una última pregunta, Santo Padre, una opinión sobre los medios de comunicación.
PAPA - Los medios de comunicación tienen una responsabilidad muy grande. Hoy en día, en sus manos está la posibilidad y la capacidad de formar opinión. Pueden formar una buena o mala opinión. Los medios de comunicación son constructores de una sociedad. Por sí mismos, son para construir. Para intercambiar. Para fraternizar, para hacer pensar, para educar.
En sí mismos son positivos. Por supuesto que, como todos somos pecadores, también los medios pueden caer –los que hacemos medios, yo estoy acá usando un medio de comunicación- en hacer daño. Y los medios de comunicación tienen sus tentaciones. Pueden ser tentados de calumnia (entonces, usados para calumniar y ensuciar a la gente), sobre todo en el mundo de la política; pueden ser usados como difamación (toda persona tiene derecho a la buena fama, pero por ahí en su vida anterior, o en su vida pasada, o hace diez años tuvo un problema con la justicia, o un problema en su vida familiar… entonces, sacar a la luz hoy eso es grave, hace daño, se anula a una persona).
En la calumnia se dice una mentira de una persona. En la difamación se saca una carpeta –como decimos en Argentina, se hace un carpetazo-, y te sacan algo que es verdad pero que ya pasó. Y quizás ya pagó con la cárcel, o con la multa, o con lo que sea, ese delito. No hay derecho a eso. Eso es pecado y hace mal. Y una cosa que puede hacer mucho daño en los medios de comunicación es la desinformación. Es decir, frente a cualquier situación decir una parte de la verdad y no la otra. ¡No! Eso es desinformar.
Porque vos, al televidente, le das la mitad de la verdad. Y por tanto no puede hacer un juicio serio sobre la verdad completa. La desinformación es probablemente el daño más grande que puede hacer un medio. Porque orienta la opinión en una dirección, quitando la otra parte de la verdad. Y después, los medios yo creo que tienen que ser muy limpios, muy limpios y muy transparentes.
Y no caer –sin ofender, por favor- en la enfermedad de la coprofilia: que es buscar siempre comunicar el escándalo, comunicar las cosas feas, aunque sean verdad. Y como la gente tiene la tendencia a la coprofagia, se puede hacer mucho daño. Así que yo diría esas cuatro tentaciones. Pero son constructores de opinión y pueden edificar, y hacer un bien inmenso, inmenso.
PREGUNTA - Terminando, una palabra solo para los sacerdotes. No un discurso, porque me están diciendo que tengo que terminar… ¿Cuál es lo más importante para un sacerdote?
PAPA - Es una respuesta un poco salesiana. Me sale del corazón: "Acordate que tenés madre que te quiere. No dejés de amar a tu madre la Virgen". Segundo: dejate mirar por Jesús. Tercero: buscá la carne sufriente de Jesús en los hermanos. Ahí te vas a encontrar con Jesús. Eso como base. De ahí sale todo.
Si vos sos un sacerdote huérfano, que te olvidaste que tenés madre; si vos sos un sacerdote que te desenganchás de quien te llamó, que es Jesús, nunca vas a poder llevar el Evangelio. ¿Cuál es el camino? La ternura. Tengan ternura. No tengan vergüenza los curas de tener ternura. Acaricien la sangre sufriente de Jesús. Hoy hace falta una revolución de la ternura en este mundo que padece la enfermedad de la cardio-esclerosis.
PREGUNTA - ¿La cardio…?
PAPA - La cardioesclerosis.
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