Cada 2 de diciembre celebramos a Santa Bibiana -o, “Viviana”-, virgen y mártir romana de tiempos del emperador romano Juliano II, el Apóstata (siglo IV). Santa Bibiana es patrona de epilépticos e intercesora frente al dolor físico, especialmente aquellos relacionados a la cabeza, y se le invoca cuando alguien sufre convulsiones.
Un serio revés
Los cristianos trataban a Juliano de ‘apóstata’ porque al ascender al poder rompió con el régimen establecido por su predecesor, Constantino, converso y autor del Edicto de Milán, y por haber renegado públicamente del cristianismo, declarándose pagano. Por estas razones, el periodo de Juliano II (361-363) significó un serio revés para el fortalecimiento de la joven Iglesia y su eventual expansión. El sucesor de Constantino intentó restablecer los antiguos cultos del imperio e inició una nueva persecución.
Bibiana
Se desconocen detalles sobre la vida de Santa Bibiana, pero su nombre está registrado en el Liber Pontificalis o Libro de los Pontífices, donde se precisa que el Papa San Simplicio (siglo V) mandó edificar en Roma una basílica dedicada a ella, en la que reposan sus reliquias hasta hoy.
Santa Bibiana nació alrededor del año 347 en el ambiente sereno de una familia cristiana. Sus padres fueron Flaviano, prefecto de Roma, y Dafrosa, una mujer perteneciente a la nobleza romana; Bibiana tuvo además una hermana llamada Demetria.