BUENOS AIRES,
Al concluir el año litúrgico con la celebración de la Solemnidad de Cristo Rey, el Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz en Argentina, Mons. José María Arancedo, manifestó que la misión del Hijo de Dios, de dar testimonio de la verdad, se prolonga en la Iglesia porque "ella no puede decir otra palabra que no sea la de Jesucristo. Esta es su verdad y su compromiso".
"La Iglesia no debe mirarse a sí misma sino a Jesucristo. Esta es una exigencia que siempre nos debe examinar para ser una Iglesia discipular y misionera desde Jesucristo", aseguró el también Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
Asimismo, aseveró que Cristo es la respuesta definitiva de Dios al hombre: "Si, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree tenga Vida eterna, siempre debemos partir de esta certeza de fe que se apoya en la revelación del amor de Dios, y del cual Jesucristo es su Palabra que habitó con nosotros".
El Arzobispo recordó también las palabras de San Ambrosio en el siglo IV sobre la relación de Cristo y la Iglesia: "La Iglesia es como la luna, decía, no brilla con luz propia, sino con la luz de Cristo".
Luego recordó las palabras del Papa Francisco cuando visitó Ecuador: "el sol es Jesucristo, y si la Iglesia se aparta o se esconde de Jesucristo, se vuelve oscura y no da testimonio".
"Me permito recordarles un texto de Pablo VI, al iniciar la segunda sesión del Concilio Vaticano II, que nos hizo mucho bien a los que éramos seminaristas en ese tiempo: 'Cristo, nuestro principio. Cristo, nuestra vida y nuestro guía. Cristo, nuestra esperanza y nuestro término. Que no se cierna sobre esta asamblea otra luz que no sea la de Cristo, luz del mundo. Que ninguna otra verdad atraiga nuestra mente fuera de las palabras del Señor, único Maestro. Que no tengamos otra aspiración que la de serle absolutamente fieles. Que ninguna otra esperanza nos sostenga, si no aquella que, mediante su palabra, conforta nuestra debilidad", concluyó.