DENVER,
James Sinohui trabaja como policía en Arizona, Estados Unidos, y cada vez que sale a patrullar no solo se esfuerza por cumplir con su deber, sino que también ve la oportunidad de ser "luz de Cristo" para los demás. Además es empresario y dona parte de sus ganancias a organizaciones provida.
Sinohui es policía desde hace 19 años, está casado y tiene tres hijas. Administra con su esposa Milinda un negocio de café llamado Universal Cup Coffee del que, según comentó a al periódico The Catholic Sun, dona el 10 % de las ganancias para organizaciones provida.
El policía vive su fe bajo el principio de que todo hombre católico debe "llevar a su familia y a los demás al cielo"; y suele portar consigo una botella de agua bendita para usarla donde haga falta.
En los últimos años, comentó Sinohui, ha desarrollado más la compasión por el prójimo. En una ocasión se encontró con indigentes homosexuales, uno de los cuales acababa de enterarse que tenía VIH.
"Lo miré, a este pobre hombre, que estaba sufriendo", contó Sinohui. Le preguntó si creía en Dios y cuando le dijo que sí, Sinohui le dio una medalla milagrosa y ofreció un rosario por él esa noche porque más que la enfermedad "estaba más preocupado por su alma", indicó.
Otro día le enseñó a un grupo de niños desfavorecidos a jugar basket. Por otro lado, junto con su esposa, Milinda, Sinohui ha recibido un certificado para ser padres sustitutos y adoptivos a través de la organización Catholic Charities.