VATICANO,
El Papa Francisco explicó que los obispos tienen el deber de acoger y acompañar a quienes han fracasado en su matrimonio y nunca considerarlos "extraños al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia".
Así lo indicó el Santo Padre en su discurso a los obispos reunidos este viernes 18 de noviembre en la Rota Romana, donde reciben un curso sobre la reforma del proceso de nulidad matrimonial que entró en vigor en diciembre de 2015.
En sus palabras a los obispos, en una visita que originalmente estaba programada para este sábado 19 de noviembre, el Papa resaltó que el fin de toda acción pastoral es la "salus animarum", es decir, la salvación de las almas.
En esta perspectiva, dijo Francisco, "la Iglesia camina desde siempre, como madre que acoge y ama, bajo el ejemplo de Jesús Buen Samaritano".
"La Iglesia del Verbo Encarnado se 'encarna' en las vivencias tristes y los sufrimientos de la gente, se inclina ante los pobres y ante cuantos están lejanos de la comunidad eclesial o se consideran fuera de ella a causa de su fracaso matrimonial".
Sin embargo, prosiguió el Santo Padre, estos fieles "permanecen incorporados a Cristo en virtud del bautismo. Por lo tanto a nosotros nos toca la gran responsabilidad de ejercitar el munus (don), recibido de Jesús divino Pastor, médico y juez de las almas, de no considerarlos nunca extraños al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia".