LONDRES,
El canonista P. James Bradley, que pertenece al Ordinariato personal del Reino Unido, destacó que los documentos del Concilio Vaticano II demuestran que la liturgia y el acercamiento de más fieles anglicanos a la comunión plena con la Iglesia Católica van totalmente de la mano.
Los ordinariatos son las jurisdicciones eclesiásticas creadas por Benedicto XVI para acoger a cientos de miles de anglicanos que decidieron ingresar a la plena comunión de la Iglesia Católica desde principios de 2011.
"En primer lugar está la visión ecuménica del Concilio. Como he argumentado en otro lugar, el propósito principal del Culto Divino es el mantenimiento del patrimonio anglicano en la Iglesia Católica. El misal del Culto Divino, en sus propias palabras, 'expresa y preserva para el culto católico el digno patrimonio litúrgico anglicano, entendido como aquello que ha nutrido la fe católica a lo largo de la historia de la tradición anglicana y ha impulsado aspiraciones hacia la unidad eclesial'", dijo el sacerdote.
En un artículo publicado por Catholic Herald, el P. Bradley afirma que lo que comenta significa "una encarnación no de principios litúrgicos sino ecuménicos. Y una lectura atenta de los documentos conciliares demuestra que estas dos ideas a menudo se sostienen en un tándem".
Por ejemplo, sostuvo, que el decreto Unitatis Redintegratio (UR), sobre el ecumenismo, tiene numerosas referencias a la liturgia sagrada.
Entre ellas que las comunidades eclesiales separadas de la comunión plena de la Iglesia Católica tienen una forma de adoración que a veces muestra "rasgos notables de la liturgia que compartieron con la Iglesia de antaño".