VATICANO,
La última catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General antes de la clausura del Jubileo de la Misericordia estuvo dedicada a "soportar pacientemente a las personas molestas".
"Todos somos buenos en identificar una presencia que puede dar fastidio: sucede cuando encontramos a alguno por la calle, o cuando recibimos una llamada de teléfono… Rápidamente pensamos: '¿Durante cuánto tiempo tendré que escuchar los lamentos, las habladurías, las exigencias o las fanfarronadas de esta persona?'".
Francisco comenzó a explicar así el sentido de esta obra de misericordia y aseguró que "ocurre también, a veces, que las personas molestas son aquellas que están más cerca nuestro: entre los parientes siempre hay alguno; en el trabajo no faltan; ni siquiera en el tiempo libre estamos exentos".
Entonces, "¿qué debemos hacer?". "¿Por qué entre las obras de misericordia está también esta?", preguntó a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
El Papa recordó que en la Biblia "vemos que Dios mismos debe hacer uso de la misericordia para soportar los lamentos de su pueblo".
"¿Hacemos alguna vez examen de conciencia para ver si también nosotros, en ocasiones, podemos resultar molestos a los otros?", cuestionó. "Es fácil apuntar con el dedo contra los defectos y las faltas de los otros, pero deberíamos aprender a ponernos en el lugar del otro", dijo.