VATICANO,
Miles de encarcelados y sus familiares recibieron este 6 de noviembre un mensaje de esperanza por parte del Papa Francisco. "Donde hay una persona que se ha equivocado, allí se hace presente con más fuerza la Misericordia del Padre, para suscitar arrepentimiento, perdón, reconciliación", señaló el Santo Padre en la Misa de domingo dedicada a los peregrinos participantes en el Jubileo de los encarcelados.
La Eucaristía se celebró dentro de la Basílica de San Pedro con más de 4.000 personas, entre presos y ex reclusos, familiares de los detenidos, agentes de la policía penitenciaria italiana, y otros trabajadores penitenciarios y capellanes de las cárceles.
"La esperanza es don de Dios", aseguró Francisco. "Está ubicada en lo más profundo del corazón de cada persona para que pueda iluminar con su luz el presente, muchas veces turbado y ofuscado por tantas situaciones que conllevan tristeza y dolor".
El Papa señaló que tenemos la "certeza de la presencia y de la compasión de Dios, no obstante el mal que hemos cometido".
El Santo Padre recordó a los presentes que "ciertamente, la falta de respeto por la ley conlleva la condena, y la privación de libertad es la forma más dura de descontar una pena, porque toca la persona en su núcleo más íntimo. Y todavía así, la esperanza no puede perderse".
"Una cosa es lo que merecemos por el mal que hicimos, y otra cosa distinta es el 'respiro' de la esperanza, que no puede sofocarlo nada ni nadie".