VATICANO,
Ante cerca de 5.000 participantes del tercer encuentro mundial de Movimientos Populares, clausurado en Roma, el Papa Francisco rechazó la existencia de un terrorismo religioso. "Ningún pueblo, ninguna religión es terrorista", indicó el Santo Padre.
"Es cierto –dijo–, que hay pequeños grupos fundamentalistas en todos lados. Pero el terrorismo empieza cuando has desechado la maravilla de la creación, el hombre y la mujer, y has puesto allí el dinero".
"Hay un terrorismo de base que emana del control global del dinero sobre la tierra y atenta contra la humanidad entera. De ese terrorismo básico se alimentan los terrorismos derivados como el narcoterrorismo, el terrorismo de estado y lo que erróneamente algunos llaman terrorismo étnico o religioso". El sistema injusto que favorece esos movimientos, "ese sistema es terrorista", indicó.
El Papa denunció "el colonialismo ideológico globalizante" que "procura imponer recetas supraculturales que no respetan la identidad de los Pueblos". Frente a ello, alabó el trabajo de los Movimientos Populares que buscan resaltar la importancia del ser humano en la sociedad. En este sentido, advirtió que "hay fuerzas poderosas que pueden neutralizar este proceso de maduración de un cambio que sea capaz de desplazar la primacía del dinero y coloque nuevamente en el centro al ser humano".
Esas fuerzas poderosas, señaló Francisco, se mueven por el dinero. "¿Quién gobierna entonces?", cuestionó el Santo Padre. "El dinero. ¿Cómo gobierna? Con el látigo del miedo, de la inequidad, de la violencia económica, social, cultural y militar que engendra más y más violencia en una espiral descendente que parece no acabar jamás. ¡Cuánto dolor, cuánto miedo!".
Francisco advirtió contra el miedo y la tentación de construir muros como forma de combatirlo. "Ninguna tiranía se sostiene sin explotar nuestros miedos. De ahí que toda tiranía sea terrorista. Y cuando ese terror, que se sembró en las periferias con masacres, saqueos, opresión e injusticia, explota en los centros con distintas formas de violencia, incluso con atentados odiosos y cobardes, los ciudadanos que aún conservan algunos derechos son tentados con la falsa seguridad de los muros físicos o sociales".