MADRID,
En mayo de 2016 se ordenó sacerdote, pero su llegada hasta la parroquia de Santa María de Mataró en Barcelona (España) pasa por equipos de la primera división en ese país, Bélgica y por los Juegos Olímpicos de Londres 2012, además de la seguridad de un futuro prometedor en el mundo del hockey sobre hierba.
Sin embargo, el P. Carlos Ballbé decidió dejarlo todo para unirse al equipo de Dios: "si todo el mundo trabajara el alma como cristiano el cuerpo, seríamos mejores. Cada jugador tuvo su vida y seguro que lo pasó difícil", afirmó en una entrevista concedida al diario Mundo Deportivo.
"Teniéndolo todo, me faltaba algo, una pieza en mi vida para decir soy completamente feliz". Después de un viaje a Mejugorje en Bosnia -en donde el Vaticano creó una comisión para investigar las presuntas apariciones de la Virgen María- el P. Ballbé descubrió que su "camino pasa por el sacerdocio".
Se lo comunicó a sus amigos por mail, "lo mandé llorando, tenía miedo de la reacción pues se podían enfadar". Y más de uno le dijo que "estaba tirando su vida".
Intentando discernir su vocación no acudió a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 a pesar de estar convocado, por eso dejó la selección española de hockey sobre hierba y su club, el Atlètic Terrassa, a pesar de que "no estaba seguro si voy a acertar aunque sí sabía que debía dar un paso atrás y aclararme".