Cada 19 de octubre damos inicio a la Novena dedicada al Señor de los Milagros, el Cristo Moreno, culto de gran arraigo popular, especialmente en el Perú, donde es muy querido y cuyas prácticas tradicionales forman parte de la cultura e identidad nacional del país sudamericano.
El Señor de los Milagros es una pintura de la crucifixión de Cristo ubicada en el Altar Mayor del santuario de Las Nazarenas en Lima, Perú, y cuya veneración se concentra cada mes de octubre.
Por su historia, vinculada a grandes tragedias sufridas por la ciudad que lo alberga, el Señor de las Maravillas o El Cristo de Pachacamilla (otras de las denominaciones que tiene la imagen) está fuertemente vinculado al espíritu penitencial y al llamado a la conversión. El color morado con el que se visten sus devotos y se adorna la ciudad y sus templos llaman a la modestia y al cambio de vida. No en vano al mes de octubre se le denomina “la Cuaresma Limeña”, porque el mes se vive con ese espíritu litúrgico.
La imagen del Señor de los Milagros fue pintada en 1651 por un esclavo angoleño sobre una pared de adobe. En repetidas ocasiones, el muro santo sobrevivió a sismos que destruyeron casi por completo la ciudad de Lima y el puerto del Callao (1655, 1687 y 1746). Que se hubiera mantenido en pie, intacto, cuando todo a su alrededor era destrucción se ha considerado desde siempre un milagro.
El repetido portento dio origen a los recorridos procesionales que se realizan cada año. De hecho, por la cantidad de gente que convoca la procesión del Señor de los Milagros, esta es considerada la más grande del mundo.
A continuación compartimos una Novena para pedirle al Señor por nuestras necesidades y, de manera especial, por aquellos que sufren los embates de la naturaleza o de las tragedias ocasionadas por el hombre.