LA HABANA,
"Recen por toda esta gente. Recen para que no nos falten los ánimos. Y recen por mí, para que yo sepa estar a la altura del pastor que ellos ahora necesitan", son las palabras del P. Alberto, párroco de Maisí, en la provincia de Guantánamo (Cuba), al relatar en una carta el sufrimiento de la población que en el sur de la isla fue golpeada el 4 de octubre por el huracán Matthew.
Como se recuerda, a principios de octubre el huracán Matthew pasó por el caribe ocasionando destrozos en Estados Unidos y Haití –donde dejó más de 900 muertos –, sin embargo, tal como relata el sacerdote, también ocasionó estragos en el sur de Cuba dejando miles de damnificados.
En la carta, a la que tuvo acceso ACI Prensa, el P. Alberto explicó que la región donde trabaja pastoralmente "es una zona eminentemente rural, con casas en su mayoría de madera y techo de teja de zinc o de fibrocemento", y que por tanto no están en la capacidad de soportar huracanes.
En ese sentido, recordó que cuando el huracán estaba por llegar a la isla, y el P. Alberto junto con un seminarista decidieron quedarse en la parroquia. "La iglesia es de teja de zinc, a la cual le sigue una construcción de mampostería que comprende la sacristía, dos habitaciones y una sala pequeña", explicó.
Por su parte, la población "hizo lo que pudo por asegurar sus casas, aunque muchos no se arriesgaron a quedarse en ellas y se fueron a pasar el huracán en casas de mampostería de familiares y vecinos o en cuevas, porque esta es una zona de muchas rocas y abundan las cuevas, y no es la primera vez que la gente se refugia allí para pasar el mal tiempo. En dos de mis pueblos los templos son de mampostería, y allí también se refugió gente".