Fátima,
"Durante muchos años, incluso siendo sacerdote, no sentía una devoción a Fátima", confesó el Obispo de Leiria-Fátima (Portugal), Mons. Antonio Marto, y admitió ante cientos de laicos, sacerdotes y religiosos que es "un converso" de esta importante advocación que cumplirá 100 años en 2017
Así lo indicó el Prelado el domingo 2 de octubre durante la asamblea diocesana que reunió a unas 600 personas. Según indicó la Diócesis en su sitio web, este evento dio inicio al segundo año pastoral del bienio dedicado a la Virgen María bajo el lema "Mi corazón Inmaculado los conducirá a Dios".
El Obispo relató su experiencia con la Virgen de Fátima para mostrar cómo ella puede ser redescubierta en su esencia "más allá de la superficialidad con la que normalmente es mostrada por la comunicación social, de un pueblo en penitencia y sufrimiento o de un conjunto de devociones sueltas y aisladas".
Recordó que el ambiente en que se formó "pautado por el racionalismo" veía "la piedad popular como algo menor o sin importancia; no me decían nada las procesiones, el rosario, las peregrinaciones".
El Prelado admitió que en aquella época consideraba a Fátima como "una casa de niños y del pueblo". Pero todo comenzó a cambiar cuando tuvo que preparar una conferencia, a pedido del Santuario de Fátima, y leyó por primera vez las memorias de Sor Lucía, una de las tres videntes de la Virgen en Portugal.
En este proceso también ayudó el diálogo con su padre, un "hombre rural" sencillo que lo ayudó en su acercamiento a la piedad mariana. Entonces descubrió que las apariciones de la Virgen de Fátima "al final eran un asunto muy serio, relacionado a la intervención divina en un momento histórico muy importante y dramático".