PARIS,
La Iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray en Francia, donde el pasado 26 de julio fue asesinado el P. Jacques Hamel, fue reabierta este domingo 2 de octubre con una Misa presidida por el Arzobispo de Rouen, Mons. Dominique Lebrun, quien animó a los fieles a "ser testigos" como el fallecido presbítero.
La celebración comenzó a las 15:30 (hora local) con una procesión hasta la iglesia que se detuvo en la plaza donde está ubicado el templo. Allí el alcalde de Etienne-du-Rouvray, Hubert Wulfranc, y Mons. Lebrun pronunciaron unas palabras. Después los participantes retomaron la procesión e ingresaron a la iglesia.
Allí el Arzobispo celebró una Misa de rito penitencial de reparación que se realiza cuando una iglesia es profanada.
En la homilía, Mons. Lebrun propuso a los fieles acoger "una de las palabras más bellas de Jesús resucitado, una palabra que da confianza, una palabra por la que el Padre Jacques Hamel dio su vida: 'Sed testigos'. Es una palabra de confianza y, como toda palabra de confianza, una palabra de amor: es su turno, le toca, le toca a usted, no importa cómo, pero como mis testigos, dice Jesús".
"Los asesinos del P. Jacques han arrancado una cruz, han roto una gran vela de Pascua. Pero no han podido arrancar del corazón del P. Jacques su vida entregada; ellos no pudieron quebrar su esperanza que, la vieron, me lo dijeron, más radiante que de costumbre", expresó el Prelado.
"Sacaron una cruz de metal; sacaron a otros en nuestros corazones, más real, más doloroso, más fuerte: la muerte de su sacerdote, la muerte de su hermano, la muerte de su tío, la muerte de su amigo, la muerte de su testigo. Se rompió una cera de vela; que luego se volvió en una luz más fuerte, ¡más profunda en nuestros corazones! ¡Estamos aquí para dar testimonio! Para los discípulos de Jesús no hay muerte sin esperanza de resurrección, sin resurrección, 'Así está escrito' dijo Jesús: 'Que Cristo había de padecer resucitaría de entre los muertos al tercer día'".