BAKÚ,
Luego de la audiencia con el jeque de los musulmanes del Cáucaso en la mezquita "Heydar Aliyev", el Papa Francisco sostuvo un encuentro interreligioso en ese lugar con los principales líderes de Azerbaiyán.
A continuación el texto completo de su discurso:
Es una bendición encontrarnos aquí juntos. Deseo dar las gracias al Líder de la comunidad musulmana del Cáucaso, que, con su habitual cortesía nos acoge, y a los Líderes religiosos locales de la Iglesia Ortodoxa Rusa y de la Comunidad judía. Es un gran signo reunirnos en amistad fraterna en este lugar de oración, un signo que manifiesta esa armonía que las religiones juntas pueden construir a partir de las relaciones personales y de la buena voluntad de los responsables.
Aquí se comprueba, por ejemplo, la ayuda concreta que el Líder de la comunidad musulmana ha garantizado en diversas ocasiones a la comunidad católica, y los sabios consejos que, en un espíritu de familia, comparte con ella; hay que destacar también el hermoso lazo que une a los católicos con la comunidad ortodoxa, en una fraternidad concreta y en un afecto cotidiano que es un ejemplo para todos, así como la cordial amistad con la comunidad judía.
De esta concordia se beneficia Azerbaiyán, que se distingue por la acogida y la hospitalidad, dones que he podido experimentar en esta memorable jornada, por la cual estoy muy agradecido. Aquí se desea custodiar el gran patrimonio de las religiones y se busca al mismo tiempo una mayor y fecunda apertura: aunque el catolicismo, por ejemplo, encuentra lugar y armonía entre otras religiones mucho más numerosas, signo concreto que muestra cómo no la contraposición, sino la colaboración, es lo que ayuda a construir sociedades mejores y pacíficas.
Nuestro encuentro está también en continuidad con las muchas reuniones que tienen lugar en Bakú para promover el diálogo y la multiculturalidad. Abriendo las puertas a la acogida y a la integración, se abren las puertas de los corazones de cada uno y las puertas de la esperanza para todos. Confío en que este país, «puerta entre el Oriente y el Occidente» (Juan Pablo II, Discurso en la ceremonia de bienvenida, Bakú, 22 Mayo 2002), cultive siempre su vocación de apertura y de encuentro, condiciones indispensables para construir puentes sólidos de paz y un futuro digno del hombre.