LOS ÁNGELES,
En su nueva columna semanal, el Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, reflexionó sobre la misericordia como alternativa a la pena de muerte, en el marco de la votación del 8 de noviembre en California sobre una propuesta para derogar la pena capital en este estado.
La Medida 62 – tal como se conoce a este proyecto –, propone como pena máxima la cadena perpetua para los condenados por homicidio. Además estos reos trabajarían dentro de la prisión y el 60% de su sueldo iría a las familias de las víctimas.
El Prelado indicó que la pena de muerte "niega el plan de misericordia y justicia de Dios. Viola la dignidad de la persona condenada y la priva de la oportunidad de cambiar su corazón y de hacer reparación por sus crímenes".
Mons. Gómez señaló que los obispos y él están apoyando la iniciativa contra la pena de muerte en la Conferencia Católica de California y aclaró que "al buscar ponerle fin a la pena de muerte, de ningún modo estamos olvidando a las víctimas del crimen ni a sus seres queridos, sino que los confiamos al Padre de las misericordias y le rogamos que les conceda la sanación y la paz".
El Arzobispo de Los Ángeles recordó que "la Iglesia Católica siempre ha enseñado que los gobiernos legítimos tienen el derecho de imponer la pena de muerte a los que son encontrados culpables de los crímenes más graves. Esta enseñanza ha permanecido constante durante siglos, tanto en las Escrituras, como en los escritos de los Padres de la Iglesia y en las
enseñanzas de los papas".
Sin embargo- prosigue- "en los últimos años, ha surgido un creciente consenso de que el uso de la pena de muerte ya no puede ser aceptado. Este consenso se refleja en el Catecismo de la Iglesia Católica, en las enseñanzas de las conferencias episcopales de todo el mundo y en las enseñanzas de Juan Pablo II, del Papa Benedicto XVI, y ahora del Papa Francisco".