VATICANO,
El Papa Francisco acogió esta mañana en el Aula Pablo VI del Vaticano a un grupo familiares de las víctimas del ataque terrorista perpetrado el jueves 14 de julio en la ciudad francesa de Niza cuando un yihadista arrolló a 86 personas y dejó numerosos heridos mientras celebraban la fiesta nacional junto al mar.
El encuentro fue breve, muy emotivo y duro, con muchos de los familiares –algunos de ellos musulmanes pues las víctimas también lo eran– vestidos de negro en señal de luto. Muchos de ellos mostraron su emoción al escuchar las palabras del Papa, y un coro de Niza realizó algunos cantos solemnes que interrumpieron en pocas ocasiones el silencio absoluto en el que se desenvolvió en encuentro, sobre todo cuando saludó uno a uno a los familiares.
"Cuando las tentaciones de replegarse sobre sí mismo, o de responder al odio con el odio y a la violencia con la violencia es grande, una auténtica conversión del corazón es necesaria", advirtió en su discurso.
Francisco explicó que "se puede responder a los ataques del demonio solo con las obras de Dios que son el perdón, el amor y el respeto por el prójimo, aunque sea diferente".
"Con viva emoción os encuentro a vosotros, que sufrís en vuestro cuerpo o en vuestro ánimo porque, una tarde de fiesta, la violencia os golpeó ciegamente, a vosotros o a alguno de vuestros seres queridos, independientemente del origen o la religión".
Francisco expresó el deseo de "compartir vuestro dolor, un dolor que se hace todavía más fuerte cuando pienso en los niños, y todas las familias completas cuya vida ha sido desgarrada de improviso y de forma tan dramática". "A cada uno de vosotros os aseguro mi compasión, mi cercanía y mi oración", destacó.