BOGOTÁ,
El Arzobispo de Bogotá (Colombia), Cardenal Rubén Salazar, señaló que durante los años que duró el conflicto armado, la Iglesia ha estado siempre al lado de las víctimas y ha buscado caminos de conciliación para poner fin a la violencia; por tanto, aseguró, Ella es la fuerza "que va a dar solidez" y "todo el empuje que se necesita" para construir la paz en el país.
En diálogo con ACI Prensa, el Purpurado explicó que el vocabulario internacional distingue "entre hacer la paz y construir la paz". El primero "es que cese el conflicto", mientras el segundo "es todo el proceso de renovación que parte del perdón, de la reconciliación, de construir un país mucho más justo, más fraterno, más solidario, más incluyente, un país en paz".
En ese sentido, indicó que "para nosotros es sumamente importante que se haya hecho la paz, el que se haya firmado el acuerdo" entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), porque el conflicto "ha significado un desastre, una verdadera tragedia", no solo por los más de 300.000 muertos, los más de 8 millones de víctimas, daños "a las regiones en donde la guerrilla ha estado activa (…), sino sobre todo porque ha creado en Colombia una mentalidad de conflicto".
"Hemos perdido el gusto por el diálogo, por la discusión serena, por esgrimir argumentos y llegar a consensos, aquí por todo se pelea. La agresividad que se ha ido creando en el país es una agresividad que a mí me impacta todos los días de nuevo, y esto precisamente porque nos hemos acostumbrado al conflicto", señaló el 30 de agosto.
Por ello, dijo que el hecho que se clausure el conflicto armado, tras un proceso de diálogo y concertación "entre enemigos declarados" que superaron todas las dificultades, "es una lección sumamente importante para Colombia, que yo pienso que nos da un punto de partida muy, muy claro de cómo tenemos que construir un país mejor, un país nuevo".
Durante la entrevista concedida a ACI Prensa, el Cardenal recordó que durante las décadas que duró el conflicto, "la Iglesia ha estado presente siempre con la predicación del Evangelio" y en las zonas "donde la presencia del Estado se hizo casi imposible por el conflicto mismo".