BOGOTÁ,
El Presidente del CELAM y Arzobispo de Bogotá (Colombia), Cardenal Rubén Salazar, presidió la Misa con la que culminó el "Jubileo Extraordinario de la Misericordia en el Continente Americano", exhortando a obispos, sacerdotes, religiosos y fieles a permitir que Cristo los convierta en "signos e instrumentos de la misericordia divina como fuerza liberadora y transformadora de la existencia humana".
Desde la iglesia de la Porciúncula, en Bogotá, el Purpurado afirmó que durante este Jubileo Extraordinario, que se inició el sábado 27 y culminó hoy, "hemos vivido intensamente la misericordia del Señor", siguiendo el llamado del Papa Francisco para que en este Año Santo "nos dejemos transformar por el mismo Señor y lleguemos a ser 'misericordiosos como el Padre'".
En ese sentido, dijo que "la fiesta de Santa Rosa de Lima nos brinda el marco ideal para esta Eucaristía de clausura en la que queremos dar gracias al Señor por las maravillas que ha realizado en cada uno de nosotros y, por medio nuestro, en todo el Continente Americano".
"Ella floreció en el desierto de su época; fue la rosa que con su perfume transformó los ambientes de los pobres, de los enfermos, de los desheredados de su tiempo", afirmó.
En ese sentido, para poder ser también instrumentos de la misericordia divina, el Arzobispo propuso a los fieles seguir la invitación de San Pablo de "hacer nuestra la gloria del Señor", manifestada plenamente en su muerte y resurrección.
Ahí, explicó, Cristo cargó sobre sí todo el dolor, sufrimiento, injusticia y violencia de la humanidad, "y, clavándolos en la cruz, los ha destruido transformándolos en perdón, reconciliación, amor, solidaridad".