BOGOTÁ,
Las obras de misericordia "fortalecen la fe del que recibe y del que da" y ayudan a la fraternidad de los pueblos americanos, afirmó Carl Anderson, CEO de los Caballeros de Colón, en su discurso pronunciado por un representante de esta organización católica internacional durante el tercer día del "Extraordinario Jubileo de la Misericordia en el Continente Americano" que se realiza en Bogotá (Colombia).
El texto de Anderson fue leído ante obispos, sacerdotes, religiosos y laicos por Andrew Walther, Vicepresidente de Comunicaciones de los Caballeros de Colón, que compartió el panel "Experiencia de obras de misericordia en las Américas" con el P. Renato Poblete del Hogar de Cristo (Chile), el Hno. Hans Stapel de Fazendas de Esperanza (Brasil), Mons. José Luis Azuaje de Cáritas Latinoamericana, y Vicky Thorn del Proyecto Raquel (Estados Unidos).
Durante su intervención, Walther narró que los Caballeros de Colón fue fundado por el P. Michael McGivney como una iniciativa caritativa para atender y fortalecer la fe de la minoría católica que era discriminada en Estados Unidos. Luego, esta organización extendió su apoyo a los fieles de otras partes del mundo, como en México durante la persecución religiosa de la década de 1920, y a los cristianos de Medio Oriente que son perseguidos actualmente por el Estado Islámico.
"El P. McGivney comprendió que la fe debía ser vivida activamente", indicó, y recordó que además "uno de los miembros fundadores escribió que (los caballeros de Colón) 'fue diseñado para unificar los ciudadanos católicos americanos de todas las naciones'".
"Así, donde la gente tiene hambre, les damos de comer, cuando tienen frío, les proporcionamos ropa de abrigo, donde su fe se tambalea, evangelizamos, donde las vidas de los inocentes, los ancianos y los niños por nacer no son valoradas, nos ponemos de pie con ellos y servimos como su voz. Donde hay una madre en una crisis de embarazo, estamos allí para ayudarla, y a su hijo", expresó.
En ese sentido, el discurso de Anderson que recordó que el Papa Francisco, en su libro El Cielo y la Tierra "señaló que le pide a la gente en confesión si cuando dan limosna tocan a los pobres y si interactúan con ellos".