CALCUTA,
La Madre Teresa de Calcuta, conocida en todo el mundo por su testimonio de amor y servicio a los más necesitados, falleció ayer a las 9.30 p.m. (hora local) víctima de un paro cardíaco. La religiosa, de 87 años de edad, sufría de malaria y una seria afección al corazón, que la obligó a abandonar la conducción de la Orden a principios de este año.
La ganadora del premio Nobel 1979 dedico su vida al cuidado de los que cariñosamente llamaba "los más pobres entre los pobres", se ganó el amor y el respeto de millones de personas que la consideraron "una Santa en la tierra" y también dejó un mensaje de amor para los latinoamericanos.
Constantemente afirmaba que veía el rostro de Cristo en los pobres, los desamparados, los enfermos y los moribundos. Dondequiera que viajara su mensaje era el mismo "Amen a los pobres". "Yo pienso realmente que es importante que nos demos cuenta que ellos son nuestros hermanos y hermanas, y por eso debemos darles nuestro cariño y dedicación", decía.
La Madre Teresa nació en la región ahora conocida como Macedonia -ex Yugoslavia, el 27 de agosto de 1919. Sus padres albaneses la bautizaron con el nombre de Agnes Gonxha Bojaxhiu. A los 18 años de edad ingresó al convento de las religiosas de Nuestra Señora de Loreto, en Dublin (Irlanda), orden que se dedicaba a fundar escuelas para pobres en la India.
Fue en esas circunstancias que cambió su nombre por el de Teresa y fue enviada a Calcuta para trabajar como maestra. En 1946 la religiosa descubrió una especial vocación al servicio de los pobres que la llevó a dejar la Congregación de Loreto. Pidió un permiso especial al Vaticano y comenzó su trabajo al servicio de los moribundos de la India, a quienes recogía de las calles y los llevaba a un hogar especialmente fundado para ellos. Poco a poco se unieron a ella otras 11 mujeres y así en 1950 recibieron la aprobación oficial para fundar la Congregación de las Misioneras de la Caridad, que en la actualidad reúne a casi mil religiosas que trabajan en los cinco continentes.
El arduo trabajo de Madre Teresa fue reconocido en numerosas oportunidades y llegó a recibir el Premio Nobel de la Paz en 1979. Ante estos honores ella solía afirmar que los premios solo eran importantes si le ayudaban a ella a ayudar a los más necesitados.