ROMA,
Se llama Fadia Laham, pero es conocida mayormente como Madre Agnes, una religiosa libanesa de 65 años que pese a las amenazas de muerte de los yihadistas sigue trabajando por rescatar, de manos de los traficantes, el patrimonio cultural de los cristianos en Siria; y por mediar en la liberación de otros religiosos secuestrados.
Nacida en Líbano, Fadia Laham pertenece a la Iglesia greco-católica melquita y viste el hábito de las carmelitas descalzas. Su padre era palestino y su madre libanesa, y a los 16 –un año después de la muerte de su padre–, se unió a un grupo de mochileros hippies.
Sin embargo, descubrió su vocación a la vida religiosa y a los 19 ingresó como monja de clausura en el convento de las Carmelitas al norte de Beirut (Líbano). Junto a su orden le tocó asistir a los desplazados de la guerra civil que vivió este país en la década de 1970.
En 1993 viajó como superiora a Siria para reconstruir el monasterio greco-católico melquita del siglo V dedicado a Santiago el Mutilado, ubicado a 60 kilómetros al norte de Damasco. Pero en 2011 estallaron las protestas populares contra el Gobierno de Bashar Al Asad y que desencadenarían la guerra civil que sigue desangrando el país.
"Antes de la guerra había algo más de dos millones de cristianos (el 10% de la población total). Hoy apenas quedan 700.000 tras la huida de la mayoría a Europa", señaló al diario español El País desde Jounieh, región cristiana al norte de Beirut.