RIO DE JANEIRO,
Yusra Mardini salió de Siria como otros miles de personas huyendo de la guerra que azota a su país desde hace cinco años. Cuando recién se iniciaba el conflicto, la familia Mardini se había mudado de ciudad en varias ocasiones para evitar que los bombardeos dificultaran el entrenamiento de Yusra, quien destacaba por un futuro prometedor en la natación.
Sin embargo, su familia, sus vidas y sus esperanzas en la competición debían quedar atrás. Se vieron obligados a dejarlo todo para huir de la guerra e intentar ponerse a salvo.
Tras pasar por el Líbano y Turquía, Ysura y su hermana Sara pagaron a unos traficantes para alcanzar las costas de Grecia. Junto con otras 20 personas, una noche salieron en una barca con la ilusión de llegar a la puerta de Europa. Pocos minutos después de zarpar y habiendo pagado más dinero del que podían permitirse, la patera comenzó a hundirse.
En ese momento Yusra y Sara no dudaron y, venciendo el miedo y el frío, saltaron al agua, junto con otras dos personas para arrastrar la barcaza en medio de las olas hasta la orilla de la isla de Lesbos (Grecia) y salvar no sólo sus vidas, sino también las de otras 20 personas con las que compartían el arriesgado trayecto.
La joven sabía que ella podría nadar hasta la orilla más cercana, pero tenía la "responsabilidad" de que las otras 20 personas también llegaran sanas y salvas.