CRACOVIA,
El Papa Francisco presidió este domingo la Misa conclusiva de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Cracovia 2016 en el Campus Misericordiae ante cientos de miles de jóvenes peregrinos, a quienes afirmó que este evento "comienza hoy y continúa mañana" en sus casas con Cristo, que los ama tal como son y no hay pecado o error que le haga cambiar de idea.
Como es tradición en las JMJ, cientos de miles de jóvenes pasaron la noche en el campo destinado para la Misa para buscar una mejor ubicación y estar lo más cercanos al Papa, quien antes de llegar al Campus Misericordiae, pasó por dos hogares de Cáritas Polonia para bendecirlos.
Por su parte, antes del inicio de la Eucaristía, el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Stanislaw Dziwisz, agradeció al Pontífice por estos días en Polonia, donde los jóvenes "han compartido entre ellos y también con nosotros el entusiasmo de la fe". "Ahora harán el retorno a sus países, a sus familias, para llevar la chispa de la esperanza y la misericordia hasta los más alejados puntos de nuestro mundo turbulento", señaló.
Ya iniciada la Misa, las lecturas del día fueron leídas en italiano y portugués; mientras que el Evangelio, que narra el encuentro de Jesús con Zaqueo, fue leído primero en polaco y luego en paleo-eslavo.
En su homilía, el Santo Padre recordó que Zaqueo, odiado por su pueblo debido a que colaboraba con los ocupantes romanos, tenía deseos de acercarse a Jesús, pero para ello tuvo que superar al menos tres obstáculos, "que también pueden enseñarnos algo a nosotros".
Indicó que el primero era su baja estatura física que le impedía ver a Cristo en medio de la gente. "También nosotros podemos hoy caer en el peligro de quedarnos lejos de Jesús porque no nos sentimos a la altura, porque tenemos una baja consideración de nosotros mismos", señaló Francisco.