Después del estallido de la segunda guerra mundial los alemanes comenzaron a arrestar a un gran número de polacos, así como miembros de la resistencia, como artistas, sacerdotes, intelectuales, funcionarios públicos, profesores, políticos, etc. Debido al gran número de detenidos, en la primavera de 1940 iniciaron la construcción del primer campo de concentración en el pueblo de Oswiecim, al que renombraron Auschwitz.
Por casi dos años la gran mayoría de detenidos eran polacos, aproximadamente unos 150.000 y la mitad de ellos murieron. Los transportes cada vez fueron trayendo más judíos, aunque aún no eran muchos. Un gran número de personas morían por hambre, enfermedades, terrorismo interno y a causa de los trabajos forzados.
Después de la invasión a la Unión Soviética en junio de 1941, los nazis iniciaron la construcción de un campo enorme en la villa cercana de Brzezinka (Birkenau), cuyos habitantes fueron desplazados y sus casas demolidas. De la unión de ambos campos nació Auschwitz II-Birkenau, donde, desde la primavera de 1942 los alemanes comenzaron el exterminio masivo de judíos.
Los judíos totalizaron el 90% de todas las víctimas, sin embargo, el pueblo gitano también fue objetivo de la política de exterminio nazi.
En octubre de 1942 se construyó la tercera parte de este gran campo de concentración. Para el verano de 1944 el complejo de Auschwitz comprendía unos 40 kilómetros cuadrados (Auschwitz I, Auschwitz II-Birkenau y unos 48 campos satélites). En ese entonces tenía unos 135.000 prisioneros que equivalían al 25% de los de todos los campos de concentración.
En los casi cinco años que funcionó, fueron registrados 400.000 prisioneros. Sin embargo, esto no incluye a los hombres, mujeres y niños que murieron en las cámaras de gas sin haber sido registrados, pues fueron enviados a la muerte apenas llegaban en los trenes. Se estima que 900.000 personas murieron de esta manera. En total 1.100.000 personas murieron en Auschwitz.