ROMA,
El Arzobispo Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia, criticó severamente el proceso de impuestos que beneficia a la Iglesia en Alemania y afirmó que la manipulación que esta hace de los fieles es "un serio problema".
El viernes pasado fueron publicadas las cifras de la Iglesia en Alemania. Estas mostraron que el catolicismo en este país continúa en declive, con casi 190.000 católicos que dejaron la Iglesia en 2015.
En una amplia entrevista publicada el lunes en el Schwäbische Zeitung, el también Secretario del Papa Francisco y de Benedicto XVI dio una mirada crítica a esta situación, haciéndose eco también de las preocupaciones del Papa Emérito, sobre cómo el sistema tributario de la Iglesia vincula la pertenencia de los fieles al pago de un impuesto.
Cuando los alemanes se registran como católicos, protestantes o judíos en sus formularios de impuestos, el gobierno recoge automáticamente un porcentaje sobre la renta que equivale a 8 o 9%, o de 3 a 4% por ciento de su salario.
Este "impuesto eclesiástico" se da a las comunidades religiosas, en vez de que estas colecten el diezmo. En el caso de la Iglesia Católica, los fondos se usan para ayudar a las parroquias, escuelas, hospitales y proyectos benéficos.
Durante el 2015 la Iglesia Católica en Alemania recibió unos 6 mil millones de euros pese a la reducción del número de sus miembros. Sin embargo, esta cantidad se debió en gran parte gracias a la fortaleza de la economía alemana, que se tradujo en mayores ingresos de los contribuyentes católicos.