ROMA,
Hace más de 50 años Sarah Figueiredo rechazó el aborto que le aconsejaban los médicos porque su hijo iba a nacer con una discapacidad en uno de sus brazos. Ahora, como sacerdote, Mons. Anthony Figueiredo ha cumplido el sueño de toda la vida de su madre de conocer al Papa Francisco. Esta es su historia.
Sarah Figueiredo rechazó el pedido de los médicos para practicarse un aborto cuando se enteró que su cuarto y último hijo nacería con un brazo paralizado debido a los efectos adversos de un fármaco conocido como talidomida que servía para aliviar las náuseas en el embarazo.
No fue hasta 1961 que se descubrió que la talidomida podía causar graves defectos de nacimiento en los bebés si la madre lo tomaba. Muchos niños nacieron con una condición llamada "focomelia", que se traduce en extremidades más cortas, su ausencia o que se formen como aletas. El fármaco fue retirado del mercado en 1962.
Cuando los médicos descubrieron que el bebé de Sarah tendría esta discapacidad, Sarah y su marido, ambos católicos devotos, rechazaron la propuesta de abortarlo porque sabían que su hijo tenía "una misión especial".
Lo que los padres dijeron a los médicos fue: "si Dios nos ha permitido concebir un niño, su vida no será en vano. Por el contrario, Dios tendrá una misión para él; creíamos firmemente que iba a ser sacerdote".
Anthony nació con una discapacidad en unos de sus brazos, pero eso no impidió que se ordenara sacerdote en 1994. Actualmente es director espiritual de cientos de seminaristas que estudian en el Pontificio Colegio Norteamericano de Roma, aconseja a los cardenales en sus escritos y discursos, y trabaja en estrecha colaboración con el Papa Francisco.