EREVÁN,
Un nuevo llamado a trabajar por la unidad de los cristianos lanzó este domingo el Papa Francisco al término de la Divina Liturgia realizada en la Plaza de San Tiridate, donde pidió "que la Iglesia Armenia camine en paz y la comunión entre nosotros sea plena", pues las jóvenes generaciones "anhelan un futuro libre de las divisiones del pasado".
En el último día de su visita apostólica a Armenia, el Papa Francisco celebró a primera hora de la mañana una Misa privada en la capilla del Palacio Apostólico de Etchmiadzin y luego tuvo un encuentro con los 14 obispos católicos del país y un grupo de sacerdotes.
Posteriormente se dirigió a la Plaza de San Tiridate para participar a las 10 a.m. en la Divina Liturgia que fue presidida por el Supremo Patriarca y Catholicos de todos los armenios, Karekin II; y donde estuvo presente también la imagen de María Madre de Dios y Madre de la Independencia de Armenia, pintada en 1991 a pedido del entonces Catholicos Vasken I.
Terminada la ceremonia y luego del saludo de Karekin II, el Papa Francisco dio un breve discurso para agradecer la acogida que recibió en Armenia, donde "nos hemos encontrado, nos hemos abrazado fraternalmente, hemos rezado juntos y compartido los dones, las esperanzas y las preocupaciones de la Iglesia de Cristo, cuyo corazón oímos latir al unísono, y en la que creemos y sentimos como una".
Los apóstoles Bartolomé y Tadeo, que llevaron el Evangelio a Armenia, junto a Pedro y Pablo "se alegran ciertamente al ver nuestro afecto y nuestra aspiración concreta a la plena comunión", afirmó.
En su discurso, el Pontífice también pidió que la bendición de Dios descienda "sobre la tierra por intercesión de la Madre de Dios, de los grandes santos y doctores, de los mártires, sobre todo de tantos mártires que en este lugar han canonizado el año pasado". El Papa dijo esto en referencia al millón y medio de cristianos que murieron en el genocidio armenio de 1915 bajo el dominio dominio turco, y que fueron canonizados por la Iglesia Apostólica Armenia en 2015.