VATICANO,
Fue un encuentro cargado de emoción y alegría en el que el Papa Francisco aseguró que las diferencias son riqueza y por tanto un don y advirtió a los sacerdotes que no quieren acoger a las personas con alguna discapacidad que deben convertirse.
Francisco no dudó en dejar el discurso que tenía preparado a un lado e improvisar unas palabras llenas de cariño para los miles de discapacitados que se reunieron con él este sábado en el Aula Pablo VI del Vaticano.
El Santo Padre los recibió con motivo de un Congreso dedicado a personas discapacitadas y promovido por la oficina de catequesis nacional italiana en ocasión del 25ª aniversario de su creación.
El Papa agradeció las preguntas que le dirigieron y que él respondió destacando que la pastoral que necesitan requiere una doble atención: la conciencia de educar a la fe de la persona discapacitada, incluso con graves discapacidades; y la voluntad de considerarla como sujeto activo en la comunidad en la que vive.
Francisco destacó que "todos somos diferentes" y por tanto que "no hay uno que sea igual que otro". En su opinión, las diferencias dan miedo a todos porque "ir al encuentro de una persona que tiene una diferencia grave es un desafío".
Sin embargo, "las diferencias son la riqueza": "yo tengo una cosa, y tú otra, y así hacemos algo grande", dijo invitando a continuación a no tener miedo y a poner en común todo lo que uno posee, ya que enriquecerá al resto.