21 de noviembre de 2024 Donar
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Hoy celebramos a San Juan de Sahagún, el predicador que salvó a su pueblo de una epidemia

null/ San Juan de Sahagún, 12 de junio / ACI Prensa

Cada 11 de junio se celebra la memoria de San Juan de Sahagún, eremita y predicador español de la Orden de Ermitaños de San Agustín, quien vivió en el siglo XV. Fue declarado, en 1688, ‘Patrón único de Salamanca’ (España) por el Papa Inocencio XI. La hermosa ciudad, de acuerdo a la tradición, fue librada de la peste del tifus negro gracias a la intercesión del santo religioso.

Primero sacerdote

Juan González Martínez -nombre de pila del santo- nació en el municipio de Sahagún (España), en 1430. Fue hijo de Juan González del Castrillo y Sancha Martínez, matrimonio poseedor de una gran fortuna. Su educación estuvo a cargo de los monjes del monasterio de San Benito de Sahagún. Como demostró inclinación hacia la vida sacerdotal, recibió del obispo de Burgos la autorización para estudiar teología.

Juan fue ordenado presbítero en 1454, a los 23 años de edad, tras lo cual fue nombrado secretario y canónigo de la catedral de Burgos. Cuatro años más tarde, concluiría sus estudios en la Universidad de Salamanca.

La gran promesa

A fines de 1462 o principios de 1463, cayó enfermo. Los médicos le recomendaron que se sometiera a una cirugía -en aquellos tiempos, cualquier procedimiento quirúrgico implicaba un riesgo incalculable, considerando, para empezar, que ni siquiera los diagnósticos eran confiables-. Juan, con temor, se encomendó al Señor y le prometió que si sobrevivía al tratamiento, buscaría con ganas renovadas cumplir su voluntad. La cirugía acabó bien y el P. Juan se recuperó.

Una de las cosas que el sacerdote había estado considerando mientras estaba enfermo era convertirse en religioso. Ahora, sano y con fuerza nuevamente, no tardó en enrumbarse por el camino del discernimiento. Así, el 28 de junio de 1463, le fue concedido el hábito agustino en el célebre convento de San Agustín de Salamanca. Un año después se incorporaba a la Orden mediante profesión solemne.

Juan se convirtió en un predicador elocuente y con sus sermones ayudó a muchas personas. El valor que mostraba en el púlpito tocó el corazón de muchos: pobres y ricos se reconocían pecadores, todos interpelados en aquello que los separaba de Dios. Por otro lado, ahí donde Juan se enteraba de alguna injusticia, la denunciaba sin rubor -como cuando tuvo noticia del maltrato de algunas familias pudientes a sus sirvientes y trabajadores- ganándose el respeto de propios y extraños.

Sus preferidos fueron los huérfanos, enfermos, necesitados y ancianos, para quienes recogía limosnas y buscaba refugio. A las mujeres que sufrían algún tipo de abuso, como aquellas atrapadas en la prostitución, les conseguía familias dignas que les dieran sanas ocupaciones y las protegieran.

Los milagros

De San Juan de Sahagún se recuerdan en Salamanca dos milagros. El primero ocurrió cuando un niño cayó a un pozo profundo y el santo echó su cíngulo para salvarlo. El cíngulo llegó hasta donde estaba el niño, pero el pequeño ya no tenía fuerzas para asirse a este. Entonces, el santo rogó a Dios para que subiera el nivel del agua y así sucedió, de manera que el niño alcanzó la superficie. La gente empezó a gritar "¡Milagro! ¡Milagro!", pero él se escondió para no causar mayor alboroto.

El segundo milagro sucedió cuando un toro bravísimo se escapó y empezó a correr por las calles de Salamanca aterrorizando a la gente. El P. Juan lo detuvo y lo amansó diciéndole: "Tente, necio". También se le atribuye que, con sus oraciones, logró librar a Salamanca de la peste del tifus negro.

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Víctima inocente

Nuestro santo murió envenenado a los 49 años de edad, en 1479. Se dice que fue víctima de una conspiración arreglada por una mujer adúltera llena de odio contra él porque su amante la dejó después de escuchar uno de sus sermones.

San Juan de Sahagún fue beatificado por el Papa Clemente VIII en 1601 y luego canonizado por el Papa Alejandro VIII en 1691. La iconografía suele representarlo con la Eucaristía en la mano, contemplando a Jesús Sacramentado.

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