REDACCION CENTRAL,
Cada 10 de junio, se recuerda al Beato Giovanni (Juan) Dominici, religioso dominico que llegó a arzobispo de Ragusa (Italia) y a cardenal de San Sisto.
El Beato Giovanni Dominici tuvo un diverso rango de habilidades: de formación fue teólogo y, por vocación, poeta e insigne orador; sin embargo le tocó también ejercer de diplomático. Muchos datos sobre su vida los conocemos gracias a una breve biografía sobre él escrita por San Antonino, Arzobispo de Florencia.
También se recuerda al beato por haber restaurado la observancia regular de los conventos de la Orden de Predicadores (dominicos); y por haber sido enviado en junio de 1418 a Bohemia y Hungría para contener la herejía de Juan Hus, uno de los precursores de la Reforma Protestante.
Dios cuenta con nuestra fragilidad
Giovanni Dominici nació en Florencia (Italia) en 1376. A los 18 años recibió el hábito de los dominicos en el priorato de Santa María Novella, pese a cierta oposición de algunos de sus superiores debido a su falta de educación previa y por su tendencia a tartamudear -detalle problemático para muchos dominicos de la época, quienes consideraban que se trataba de un problema insalvable para ser "buen orador"-.
Sin embargo, Giovanni aprendió a compensar sus limitaciones con su extraordinaria capacidad de retener en la memoria lo que aprendía. Dominici se convirtió, en poco tiempo, en uno de los mejores teólogos de su época y en un predicador elocuente. Se dice que pudo superar la tartamudez con la ayuda milagrosa de Santa Catalina de Siena, de quien se hizo seguidor.