VATICANO,
Con ocasión del Jubileo de los sacerdotes, el Papa Francisco dirigió este jueves un retiro espiritual para los 6.000 presbíteros y seminaristas reunidos en Roma (Italia), a quienes invitó a no olvidar su condición de pecadores para poder experimentar y transmitir la misericordia de Dios, así como buscar refugio en el manto de la Virgen María cuando llegan los tiempos turbulentos.
El Santo Padre dirigió tres meditaciones a los sacerdotes congregados en las basílicas papales de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros, que fueron seguidas a través de la televisión e internet, convirtiéndose de esta manera en el primer retiro del Pontífice en ser televisado en vivo.
Primera meditación
En la basílica de San Juan de Letrán, el Papa Francisco compartió tres sugerencias para la oración personal de este día, basadas en consejos de San Ignacio de Loyola y que parten del dar gracias a Dios por su misericordia. "En la oración, no hace bien intelectualizar (…), nuestro diálogo con el Señor tiene que concretarse en qué pecado tiene que tocar su misericordia en mí".
"La última sugerencia va por el lado del fruto de los ejercicios (espirituales de San Ignacio), es decir de la gracia que tenemos que pedir y que es, directamente, la de convertirnos en sacerdotes más misericordiados y más misericordiosos", señaló.
Así, en su primera meditación, el Papa reflexionó sobre la parábola "del Padre misericordioso", y que se basa en la parábola del Hijo Pródigo, para señalar que así como el hijo que desperdició su herencia, "podemos vivir mucho tiempo 'sin' la misericordia del Señor. Es decir: podemos vivir sin hacerla consciente y sin pedirla explícitamente. Hasta que uno cae en la cuenta de que 'todo es misericordia' y llora con amargura no haberla aprovechado antes, siendo así que la necesitaba tanto".