VATICANO,
La parábola del fariseo y el publicano fue el centro de la nueva catequesis del Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles, en la que exhortó a no ser un corrupto que juzga y desprecia al resto.
Para el Pontífice, el fariseo es un "corrupto" porque "es imagen de aquel que hace como que reza pero en realidad no lo hace". "Así, en la vida quien se cree justo y juzga a los otros o los desprecia es un corrupto y un hipócrita".
"La soberbia compromete toda acción buena, vacía la oración, aleja de Dios y de los otros", aseguró.
Francisco explicó la parábola y contó que "ambos protagonistas van al templo a orar, pero actúan de manera diversa, obteniendo resultados opuestos". El fariseo "reza estando de pie y usa muchas palabras. Es una oración de agradecimiento dirigida a Dios, pero en realidad expone sus propios méritos, con sentido de superioridad hacia los otros hombres".
El Papa destacó que precisamente el problema es que "ora a Dios, pero en verdad se mira a sí mismo. Se reza a sí mismo".
"Ni siquiera en el templo siente la necesidad de postrarse ante la majestad de Dios, permanece en pie, se siente seguro, como si fuese el dueño del templo", dijo el Papa.