REDACCION CENTRAL,
El pasado 13 de mayo fue estrenado en Estados Unidos la película "Últimos días en el desierto", que trata sobre los 40 días de ayuno y oración que pasó Jesús en ese lugar en los que además, fue tentado por el mismísimo demonio.
Mons. Robert Barron, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Los Ángeles, hace la siguiente crítica sobre el filme:
Con su última película, "Últimos días en el desierto", Rodrigo García ha logrado algo verdaderamente destacable. Ha tomado un extracto de la vida de la persona más interesante que jamás ha vivido y lo convirtió en una película colosalmente aburrida.
Mientras observaba "Últimos días en el desierto", me acordé de muchas películas que vi en París cuando estudiaba el doctorado: un montón de disparos ininterrumpidos de escenas de parajes, muchas tomas de gente que camina alrededor y no dice nada, un sinfín de primeros planos de caras serias con la mirada perdida a media distancia. A veces pensaba que toda esta especie de "meditación" daría lugar a un resultado espectacular, pero no, solamente había más personas caminando alrededor y mirando.
Lo que hizo la película tan tediosa no fue simplemente su estilo cinematográfico; fue el hecho de que, al igual que decenas de películas similares de los últimos 50 años, se retrató a Jesús simplemente como un ser humano, un ser que busca espiritualidad entre muchos otros.
Voy a confesar que me causó gracia la publicidad que anuncia a este filme como "imprudente" y "osado" al presentar a un Cristo más humano. ¡Por favor! Lo que sería realmente dramático y revelador sería una película que muestre convincentemente que el carpintero de Nazaret también es Dios.