VATICANO,
Hace unos días, el Papa Francisco recibió uno de los regalos más tristes de su Pontificado y hoy tuvo la oportunidad de contar su historia ante decenas de niños que lo visitaron en el Vaticano.
Es una de las ocasiones en las que el Papa Francisco se muestra tal cual es y en las que expresa sus alegrías y preocupaciones. Un año más, el "Tren de los niños" llegó hasta la estación del Vaticano con decenas de ellos que expresaron al Pontífice sus problemas y le preguntaron sobre algunos dramas de nuestros días, como el de la inmigración o los refugiados.
Son niños de la Asociación Juan XXIII y de la Orquesta infantil "Quattrocanti" de la ciudad italiana de Palermo en la que cantan niños de diferentes países y etnias, así como de una escuela de Vibo Marina que ha llevado a Francisco el dinero obtenido de una colecta para niños refugiados en la isla griega de Lesbos.
"Nosotros niños prometemos que acogeremos a cualquiera que llegue a nuestra ciudad; no consideraremos nunca a ninguno que tenga un color de piel diferente, quien hable una lengua distinta o profese otra religión, como un enemigo peligroso", dijeron los niños en una carta que entregaron al Papa y fue leída por el Cardenal Gianfranco Ravasi.
"Buenos días Papa", quiero pedirte que "reces por mi familia, que se ha ido al cielo", y "por mis amigos", también por aquellos que "se han ido ya al cielo", que "han muerto en el agua", le dijo al Pontífice Sayende, un chico de Nigeria al presentarse al Papa.