LA HABANA,
Con una catedral abarrotada de personas, Mons. Juan García Rodríguez celebró ayer la Misa con la que tomó posesión como nuevo Arzobispo de La Habana (Cuba), donde confío su nueva misión pastoral al Espíritu Santo y a la oración del clero local y de los fieles.
A la Misa, celebrada en la Fiesta de la Santísima Trinidad, asistieron varios obispos cubanos, el Arzobispo de Miami (Estados Unidos), Mons. Thomas Wenski; así como representantes del gobierno cubano. Fuera de la catedral se apostaron decenas de personas que pudieron seguir la Eucaristía gracias a unas pantallas colocadas en el atrio del templo.
El nuevo Arzobispo fue recibido por su ahora predecesor, el Cardenal Jaime Ortega, quien lo acompañó al interior del templo donde se leyó la Bula Papal con que se nombró a Mons. Juan García como nuevo Arzobispo de La Habana, y donde el Papa Francisco destacó sus "reconocidas cualidades intelectuales y morales" así como su "amplia pericia en el ejercicio de la labor pastoral".
Acto seguido, el Cardenal Ortega invitó al nuevo Arzobispo a ocupar la Cátedra -la silla destinada al Obispos en una catedral- y le entregó el báculo.
En su homilía, Mons. Juan García reflexionó sobre la Santísima Trinidad y recordó que "los misterios de la fe y la vida no se entienden con la mente, pero sí con el corazón. José Martí ha dicho 'Dios no necesita quien lo defienda, lo defiende la naturaleza'".
Por ello, invitó a los fieles a dar siempre "gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo" en cada momento de la vida, como "cuando veamos a una embarazada, llena de esperanza que lleva un fruto bendito", o "a nuestra madre que nos llevó dentro de ella y cuidó nuestra vida y la defendió como una leona a pesar de que algunos no querían que viviéramos, ya sea delante de ella o delante de su tumba".