RIO DE JANEIRO,
"Hermana Margarita: ¿ese nombre le dice algo? ¿Y Anathalie Mukashema, su nombre de Bautismo? Tal vez usted no conoció a esa religiosa de las Misioneras de la Caridad -congregación más conocida como las 'Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta'- pero ella es recordada por muchos adultos que viven en Fazenda Coutos III y también en Alagados, en Salvador de Bahía (Brasil)".
Así comienza la carta titulada "Uma semente chamada Margarida" (Una semilla llamada Margarita) que escribió Mons. Murilo Krieger, Arzobispo de Salvador de Bahía, para recordar los frutos que dejó en Brasil la religiosa ruandesa asesinada en Yemen.
Mons. Krieger indicó que la hermana Margarita llegó al país a los 25 años con la misión de atender a los pobres y ancianos. La describió como una mujer de pequeña estatura que "siempre estaba alegre, le gustaba jugar con los niños y visitar a las familias. Dondequiera que fuera le enseñaba a la gente a rezar el rosario".
Vivió en Brasil cuatro años y luego fue enviada a Kenia. Tres años después hizo sus votos perpetuos. Mons. Krieger recordó que en esa ocasión recibieron una carta de la religiosa que decía: "Solo tengo un deseo: estar siempre en la presencia de Dios para escuchar y saciar su sed, haciendo siempre su voluntad a través de María".
Fue enviada a Jordania y en el año 2008 llegó a Yemen. Siguió entregando su vida al servicio de los necesitados hasta las 8 :30 a.m. del pasado 4 de marzo cuando ella y otras tres religiosas de su comunidad de Aden, Yemen, fueron asesinadas mientras servían el desayuno a un grupo de ancianos y enfermos.
Mons. Krieger recordó que las misioneras "murieron con los delantales puestos" y que momentos antes habían rezado: "Señor enséñame a ser generosa. Enséñame a servirte como mereces; a entregarme sin calcular las dificultades; a luchar sin prestar atención a las heridas; a esforzarme siempre sin buscar descanso; a trabajar sin pedir recompensa, sabiendo que hago tu voluntad".