REDACCION CENTRAL,
Tenía apenas 12 años cuando el Estado Islámico tocó a su puerta en Mosul, Irak, exigiendo que su familia pague la Jaziya –el impuesto islámico a los no musulmanes– o abandone la ciudad. Su madre pidió unos segundos, pero los terroristas se negaron a esperar y prendieron fuego a la casa.
La pequeña murió quemada en los brazos de su madre, y sus últimas palabras fueron "perdónalos".
Jacqueline Isaac, activista que con la organización Roads of Success rescata niñas de las garras del Estado Islámico, compartió el caso durante el Congreso Internacional WeAreN2016, en defensa de la libertad religiosa y otros derechos humanos, realizado en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York (Estados Unidos) a fines de abril.
Otros desgarradores testimonios fueron presentados el 28 de abril en la sede de la ONU.
Entre estos se encontraba la historia de Samia Sleman, una joven yazidí secuestrada y convertida en esclava sexual por ISIS.
Los terroristas musulmanes guardan particular odio por los yazidíes –creyentes de una religión antigua y previa al Islam– porque los consideran adoradores del demonio.