VATICANO,
Los pobres centraron la catequesis del Papa Francisco de la Audiencia General de esta semana, en la que reflexionó sobre la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro.
"¡Ignorar al pobre es despreciar a Dios! ¡Y esto debemos aprenderlo bien: ignorar al pobre es despreciar a Dios!", pidió el Papa.
Francisco comentó que "la vida de estas dos personas parece discurrir en dos caminos paralelos: sus condiciones de vida son opuestas y del todo no comunicantes. La puerta de la casa del rico está siempre cerrada al pobre, que yace allí fuera, buscando comer alguna sobra de la mesa del rico".
El rico "lleva vestidos de lujo, mientras que Lázaro está cubierto de llagas; el rico cada día banquetea alegremente, mientras Lázaro muere de hambre. Solo los perros se ocupan de él, y vienen a lamer sus llagas".
El Papa expresó que "Lázaro represente bien el grito silencioso de los pobres de todos los tiempos y de la contradicción de un mundo en el que inmensas riquezas y recursos están en manos de pocos".