MADRID,
Patricia Sandoval ahora es activista provida, defiende al niño no nacido contando su propia historia de errores y de perdón. Abortó en tres ocasiones, trabajó para Planned Parenthood, y el síndrome post aborto la sumió en una espiral autodestructiva de consumo de drogas y relaciones dependientes.
Según explica Patricia Sandoval a ACI Prensa en el colegio le hablaban de anticonceptivos y de sexo seguro, pero a los 19 años comenzó a salir con un chico 5 años mayor que ella y quedó embarazada. En un primer momento decidieron que tendrían al bebé, pero tras una conversación con una amiga, Patricia tuvo miedo y decidió abortar sin que su novio supiera nada. Simplemente le dijo que "había perdido al bebé".
Quien le administraba los métodos anticonceptivos gratis eran las clínicas de Planned Parenthood, porque según explica Sandoval, éstas clínicas reciben dinero del gobierno.
Cinco meses después del primer aborto, Patricia volvió a descubrir que estaba de embarazada.
Esta vez no se lo dijo a nadie y decidió abortar en el más absoluto de los secretos, por eso pidió cita en Planned Parenthood. Según recuerda, "fue rápido y nadie supo de él".
Sin embargo ella sí lo sabía y comenzó a sufrir las terribles consecuencias del síndrome postaborto. "Quería suicidarme. Tenía una profunda depresión y vergüenza. Era inestable emocionalmente", recuerda.