VATICANO,
El Papa Francisco presidió el último Regina Coeli del año en el día de Pentecostés desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico del Vaticano, desde donde explicó la importancia que esta fiesta tiene para la Iglesia.
El Espíritu "nos enseña la única cosa indispensable: amar como ama Dios". Es el "consolador, abogado, intercesor, es decir, Aquél que nos asiste, nos defiende, está a nuestro lado en el camino de la vida y lucha por el bien y contra el mal", subrayó.
Además, Francisco manifestó que "ser cristiano no significa principalmente pertenecer a una cierta cultura o adherirse a una cierta doctrina, ante todo es unir la propia vida, en cada uno de sus aspectos, a la persona de Jesús y, a través de Él, al Padre", expresó.
"La liturgia nos invita a abrir nuestra mente y nuestro corazón al don del Espíritu Santo, que Jesús promete entregar a sus discípulos, el primer y principal don que Él nos ha dado con su resurrección y Ascensión al cielo".
El Papa afirmó que "el amor por una persona, y también por el Señor, se demuestra no con las palabras, sino con hechos; y también 'observar los mandamientos' se entiende en sentido existencia, en modo que toda la vida esté involucrada".
El Pontífice señaló entonces que gracias al Espíritu Santo "Amor que une al Padre y al Hijo, y de ellos procede, todos podemos vivir la misma vida de Jesús".