VATICANO,
El Papa Francisco dedicó la catequesis de la Audiencia General de esta semana a la parábola del "Padre Misericordioso", que se enmarca en la del Hijo Pródigo, y explicó cómo Dios espera con los abrazos abiertos a cada persona y le perdona todo el mal que haya podido realizar.
En el Evangelio que comentó Francisco, el hijo pródigo vuelve a casa de su padre, el cual, dada su alegría, festeja su regreso. Sin embargo, su hijo mayor no entiende la actitud de su padre y lo increpa.
"Jesús no describe a un padre ofendido y resentido, un padre que, por ejemplo, dice al hijo: 'me las pagaras, ¡eh!'; no, el padre lo abraza, lo espera con amor. Al contrario, la única cosa que el padre tiene en su corazón es que este hijo este ante él sano y salvo y esto lo hace feliz y hace fiesta".
El Papa aseguró que "la misericordia del padre es rebosante, incondicionada, y se manifiesta mucho antes que el hijo hable", quien sabe que se ha equivocado.
"El abrazo y el beso de su papá le hacen entender que ha sido siempre considerado hijo, no obstante todo. ¡Pero es hijo! Es importante esta enseñanza de Jesús: nuestra condición de hijos de Dios es fruto del amor del corazón del Padre; no depende de nuestros méritos o de nuestras acciones, y por ello nadie puede quitárnosla, nadie puede quitárnosla, ¡ni siquiera el diablo! Nadie puede quitarnos esta dignidad", afirmó.